[Reconocimiento
(OCR): Archivo de Historia Social. Chile, diciembre, 2010.
Fuente:
Folleto aparecido en Santiago en 1971. Imagen digital en formato pdf: http://www.memoriachilena.cl/temas/documento_detalle.asp?id=MC0000127]
Luis Emilio Recabarren
PATRIA Y PATRIOTISMO
(Conferencia dictada el domingo 10 de mayo de 1914
en el Teatro "Variedades" de Iquique.
Imprenta de la
Federación Obrera de Chile, Santiago, 1921.)
Distinguido auditorio:
Es hermoso sentir y ver como la
población despierta a impregnarse de sentimientos cívicos, y a ejercitar su
acción cívica, que es esto lo que engrandece los pueblos, y lo que constituye
la verdadera base democrática de las patrias.
El Partido Socialista y los
socialistas nos sentimos intensamente satisfechos de haber provocado este
advenimiento del pueblo hacia el civismo, porque así algún día obrará por su
propio sentimiento sin sujetarse a dirección de caudillos.
Hemos sentido necesidad de
tratar este tema, después que la prensa toda, se ha ocupado en estos tiempos de
mentir caballerosamente[1] después que sobre la frente
de los socialistas se arrojó un anatema injusto y fuera de toda verdad; después
que con persistencia malévola se ha repetido que los socialistas insultamos la
patria, el ejército, la bandera, etc., sin que jamás nadie haya oído de labios
socialistas los repetidos insultos; después que tanta sombra se ha querido
echar sobre el Socialismo, justo es que se le oiga, que se oiga su palabra, que
se recoja sus sentimientos y que especialmente los adversarios conozcan de
cerca nuestro modo de apreciar el sentimiento patrio, para que con conocimiento
exacto, puedan juzgarnos favorable o desfavorablemente.
Es el cargo más injusto y falto
de verdad el gritarnos que no amamos la patria. Nadie como los socialistas
prueban con los hechos de todos los días su amor a la patria y amor verdadero
por la patria basado en el progreso y engrandecimiento de sus hijos. Y
probaremos como trabajamos por ese progreso.
El Partido Socialista en su
local efectúa todos los sábados veladas -conferencias en las que realiza la
educación gradual, lenta pero segura de los sentimientos que hoy alientan los
pueblos. Esta obra educativa que eleva el nivel intelectual de la masa popular,
son los hechos con que se prueba amar la patria. Esta labor de educación sólo
la hace el Partido Socialista.
Cuando el Partido Socialista con
tanta insistencia combate el alcoholismo, que es la llaga terrible que envenena
los pueblos, hace labor patriótica; prueba que ama la patria porque quiere
conservar sanos sus hijos y a su raza.
Cuando el Partido Socialista
combate los garitos y el juego es porque quiere alejar del vicio, que consume
el pan de los pobres, a tantos obreros que redimidos darían labor útil a su
patria.
Cuando el Socialismo combate la
prostitución, la más infame de las llagas sociales que mantiene nuestra actual
sociedad, hace obra de alto patriotismo, porque quiere librar a la patria y la
familia, que es su base, de esa degradación en la que caen nuestras mujeres,
llamadas a ser las madres de la humanidad.
Esa labor la llamamos nosotros
patriótica y trabajando por la desaparición de los vicios es como nosotros
damos la mejor prueba de nuestro verdadero amor patrio quizás silencioso pero
más real y efectivo que los que gritan mucho de patriotismo, (Aplausos).
Todos los sábados el Partido
Socialista ha estado realizando una conferencia pública en la Plaza Condell, en
las cuales despierta el civismo de la población, que es desconocido, y es la
causa de que el pueblo no conozca sus derechos.
Así se hace obra educativa y así
se prueba amar a la patria.
Si esta labor se considera
patriótica soy patriota; pero si a tolerar y amparar todos los vicios y
degradaciones llaman patriotismo, no soy patriota.
Para la mejor presentación del
tema lo he divido en tres partes, a fin de tratar la guerra, que es un derivado
de la patria; la bandera, que tanto alarde hacen de que la insultamos; y el
sentimiento patrio, tal como lo sentimos.
Debo advertir que como todas las
cosas vienen modernizándose en el mundo, así también el sentimiento patrio ha
entrado en una nueva orientación empujado por los socialistas.
Es la patria moderna que
proclama el Socialismo, que sin mengua de ninguna especie, forma parte de la
gran patria humanidad.
Si se otorga derecho a todas las
fracciones en que se divide la opinión, para que propicie sus aspiraciones,
justo es reconocer ese mismo derecho al Socialismo, que entra en el concierto
social, con sus modernos sentimientos.
LA GUERRA
La guerra: ¿hay algo más
horrible que la guerra?
Querer la guerra, ¿a eso llamáis
patriotismo?, ¿a eso llamáis amar la patria?
Si a eso llamáis patriotismo, os
confieso, yo no soy patriota.
A nosotros se nos llama
antipatriotas porque somos enemigos de la guerra.
Somos y seremos enemigos de la
guerra, y creemos así saber amar mejor nuestra patria, que los partidarios de
la guerra.
Lo vamos a probar.
La guerra destruye montones de
oro en armamentos que se destrozan y pierden, y balas y pólvora; en trenes, en
equipos. La guerra consume muchos millones que el pueblo con sus miserias paga.
La guerra destroza a los
hombres, matándolos, mutilándolos. Con esto priva a muchos hogares del pan
diario y los sume en la miseria y aún los coloca en el camino de todos los
vicios o crímenes.
Si a esto llamáis patriotismo,
os repito: yo no soy patriota.
¡Cuántos niños y niñitas quedan
huérfanos, en medio de la atroz miseria, por los que caen en la guerra! ¡Pobres
niñitos que son carne predispuesta para el presidio y para el prostíbulo! ¿No
os da tristeza presentir esos horribles cuadros que produce la matanza humana
llamada guerra?
¿Cuántas mujercitas jóvenes y
ancianas deja en la amargura la muerte de los que caen en la guerra?
¿Quién puede probar la amargura
de la madre, de la esposa, de la novia o de la hija del que murió en la guerra?
Y estos cuadros de miseria moral
y de barbarie, ¿no entristecen el corazón humano?
Si tolerar eso llamáis
patriotismo, yo no puedo ser patriota.
Y dando toda esa amargura atroz,
todo ese hambre, todo ese luto, toda esa sangre que mancha la patria, toda esa
inmensa desgracia irreparable, ¿así es como amáis la patria?
¡Oh, no! Yo no puedo amar a mi
patria así, porque eso es propio del salvajismo.
Si por no amar así la patria merezco
vuestro desprecio, o la muerte, ¡heme aquí!
Porque amamos la patria, no
queremos la guerra!
Querer evitar la desesperación y
la amargura para las familias de mi patria, es amar la patria, amando a las
familias y dándoles goces.
Querer evitar la orfandad de las
generaciones crecientes, de los niños y de las niñitas, querer hacer gozar el
amor de padres a las criaturas; no triturar sus infantiles corazones con las tempranas
amarguras del hambre, de la desnudez, de la ignorancia; no quitarles los padres
a los niños, eso, eso llamamos nosotros amar a la patria.
Eso es patriotismo, porque
dejamos la patria intacta.
Mucho se grita que debemos
conservar la integridad del territorio y no sentimos la desmembración de la
familia que vale mucha más que la tierra. Perder los hombres en la guerra es
perder la prosperidad de la patria.
Lo contrario llamamos no amar la
patria.
Evitar para el país el derroche
de su fortuna; evitar la pérdida de inmensos millones que salen del trabajo del
pueblo, evitar el derrame de sangre, evitar la pérdida de la vida de miles y
miles de hombres que sirven para el engrandecimiento industrial, comercial,
artístico, intelectual, moral, a eso llamamos nosotros amar la patria.
¿Qué no es amar la patria, este
sentimiento de pretender conservarla sana, intacta?
Sí esto no es patriotismo,
decidme, ¿qué es?
Seréis capaces de decirme, quién
amará más la patria, ¿el que la empuja a la guerra o el que quiere salvarla de
la guerra?
¿Quién amará más a la madre, a
la esposa, a la hija, el que las salva del peligro de la muerte o el que las
empuja a la muerte?
Hablad con vuestros corazones,
que en ellos encontraréis la respuesta.
Si un extraño, allá, en la
playa, cae al agua en peligro de ahogarse, ¿qué hará el que sabiendo nadar lo
vea caer?
Instintivamente corre a salvarlo
y el que no puede hacerlo se aflige.
Así, pensamos, nosotros: no ama
a su patria el que la quiere ver en la guerra.
Ama a su patria el que la libra
de la guerra.
LA BANDERA
¡El ultraje a la bandera!
¡Cuánto ha hablado la prensa de
esto!
Muchas veces han repetido que
los socialistas hemos ofendido la bandera.
Nada más inexacto. Nada más
lejos de la verdad. Jamás ningún orador socialista se ha ocupado de la bandera
ni para bien ni para mal.
Pero yo quiero dejar bien
establecido una expresión para que el pueblo tenga una base en que apoyarse, un
punto de partida para pensar respecto a los sentimientos socialistas.
Yo no tengo la culpa de pensar
así. Es mi conciencia, son mis sentimientos los que así se han formado y como
yo respeto las creencias opuestas, reclamo para las mías el respeto.
Para el caso presente hablo de
bandera nacional, cualquiera que ella sea.
Dejadme expresar mis
pensamientos sobre la bandera nacional y sobre la bandera internacional.
¿A dónde lleva la bandera
nacional, en caso de guerra, a las clases obreras transformadas en militares?
¿A dónde las conduce?
Al campo de la muerte, al
martirio, al sacrificio; se harán héroes como queráis, pero bajo esas banderas
matan y mueren...
Y mientras la bandera nacional
gallarda flamea en el campo donde los guerreros se descuartizan con cruel fiereza,
mientras hieren el aire los sonidos terribles del choque de los ejércitos, del
tronar de los cañones, cuyo estruendo apaga los tristes lamentos de los que
mueren; de los que agonizan; allá lejos, preso el corazón de angustia las
mujeres y los niños se desesperan entre lágrimas y tristezas...
La bandera nacional cubrirá
después los cadáveres de los caídos y conducirá adelante triunfante a los
sobrevivientes.
¿Podéis negar que este espectáculo
es el que presencia la bandera nacional?
Y la bandera internacional, el
trapo rojo, ¿a dónde os llevará?, ¿a dónde os conducirá?
¡Qué diferencia! La bandera roja
no guía ejércitos!
La bandera roja guía la familia
hacia la paz, hacia el amor, hacia la fraternidad hermosa de los pueblos.
No luchamos, ni nos hemos
preocupado jamás contra la bandera nacional.
Quisiéramos ver todas las
banderas del mundo, formando hermoso conjunto abrazadas con la internacional,
símbolo grandioso de la paz.
En las fiestas actuales, muy a
menudo, vemos salones arreglados con multitud de banderas de distintos países,
sin que nadie se extrañe de ello.
¿Qué es lo que vemos en una
exposición?
Multitud de banderas de
distintos países.
Así, pues, no hay ultraje ni
nada.
Opinamos simplemente que, algún
día, abrazará a los hombres de la tierra una sola bandera.
¿No encontráis hermoso el
pensamiento?, (Aplausos).
COMO AMAMOS LA PATRIA
El amor de madre es el primer
sentimiento que la humanidad cultiva. Cuando el niño nace es el primer amor que
siente.
Cuando el niño germina en las
entrañas maternas, antes de aparecer a luz, la madre le acaricia con sus
cuidados suaves.
Cuando el niño nace su primer
amor, su más puro amor, su más natural amor, es la madre, porque es de ella,
porque es la sangre, porque es un pedazo de ella.
La Naturaleza inmutable lo ha
hecho así. Es su ley. Las leyes lógicas de la Naturaleza no deben ser violadas
por las ficciones o errores de los hombres.
Sólo el que no sabe amar, no ama
a la madre.
La hiena sanguinaria ama a sus
hijos y sus hijos le aman. En todas las especies animales vemos el amor
infinito, dominante, de padres o hijos.
Todos los genios han cantado,
han idealizado, hasta el idilio, el amor de madre, y es justo, sublime, amar a
la madre.
El hombre que no ama a la madre
no es hombre.
El hombre vive del amor materno
en toda su inocente infancia, la madre percibe del hombre el más encantador de
los amores.
Crece el hombre, ve la vida y
llega el momento en su existencia que siente nacer en su corazón otro amor.
Tras el amor de la madre, concibe el amor a la mujer. El corazón del hombre
evoluciona un grado en la experiencia de la vida. Amaba a la madre y en ella la
familia, sin sospechar que hubiera otro amor.
Aparece el amor de la mujer y el
hombre vive entre dos amores, haciendo de su vida un idilio incomparable.
¿Cuál de estos amores será más
grande, más superior?
Ninguno. Son dos amores
distintos.
Hay un amor para la madre y hay
otro para la mujer que acoge como compañera de vida, y estos dos amores sin reñir
se funden en un solo corazón.
La vida del hombre avanza.
Tiene hijos, tiene una hija, y
siente nacer otro amor, que vive entre sus dos amores anteriores y nace por
tercera vez un nuevo amor que no puede reñir con los otros.
Son tres amores distintos, cada
cual más grande, más sublime.
Mientras más culto sea el
hombre, mejor sabrá concebir y saborear estos tres amores, distintos ellos,
pero que salen de un solo corazón, de un solo ser.
Tres amores distintos: para la
Madre, para la Esposa, para la Hija.
¿Cuál es más grande, cuál es más
superior? Ninguno.
En un supremo momento, podría el
hombre reunir estas tres cabezas hermosas, con tres corazones que pueden ser
uno. La cabeza nevada, venerable de la madre idolatrada; la cabeza gentil,
exuberante de la esposa adorada, la cabecita inocente, preciosa de la hija
amada, tierna y delicadamente, y en un solo abrazo confundidas acariciar sus
labios con los besos majestuosos del amor idílico, inimitable de esos momentos.
A esa grandeza tienden nuestros
sensatos anhelos de socialistas.
Es ese nuestro culto.
La madre, la esposa, la hija...
La Humanidad, la Patria, la
Familia...
Qué hermoso es saber amar a la
Humanidad, a la Patria, a la Familia.
Amar así, eso es Socialismo.
(Aplausos).
Amar a la patria, amando la patria
de los otros hombres, es amar a la humanidad.
Amar a la familia, amando las
otras familias, es amar la patria.
Amarse a sí mismo, para amar
todos igual, es amar la familia.
Y simbolizamos nuestro amor a la
madre, con el amor a la Humanidad.
Y simbolizamos nuestro amor a la
mujer, a la compañera de la vida, con el amor a la patria.
Y simbolizamos nuestro amor a la
hija con el amor a la familia y a nuestros semejantes.
En esta forma de amores que el
socialismo lleva en su seno es donde los socialistas, poco a poco, van
impregnándose y formando sus sentimientos, con los cuales han de llegar a la
vida práctica.
Eso es el patriotismo
socialista.
Amando las patrias ajenas, si
así podemos hablar, conquistaremos el amor de los patriotas de los otros países
para nuestra patria.
Odiar la patria ajena es
provocar el odio para nuestra patria.
Yo no quiero que nadie odie mi
patria, por eso amo las patrias de todos.
¡Así, amamos la patria!
¿Nosotros enemigos de la patria?
¡Jamás!
¿Nosotros ofender una bandera?
¡Jamás!
(Aplausos frenéticos)
[1] Alusión al diario "El
Nacional", de Iquique, con cuyo Director
discutió, públicamente, Recabarren
sobre Patria y Patriotismo.
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