martes, 21 de diciembre de 2010

Una Conferencia


[Digitalización: Archivo de Historia Social. Chile, noviembre, 2010. Fuente: Contribuciones Científicas y Tecnológicas, Universidad de Santiago de Chile, Mayo 2001, nº 127, págs. 17-21.]

Luis Emilio Recabarren
UNA CONFERENCIA
EL MOVIMIENTO OBRERO EN CHILE[1]
(1908)

El viernes 8 del corriente, explicó en el Centro Obrero su anunciada conferencia nuestro compañero el ex diputado socialista chileno Luis E. Recabarren, que ha venido a Europa a fin de estudiar el movimiento obrero.
A la hora anunciada abrió la sesión el compañero Yacer del Comité de la Agrupación Madrileña, concediendo la palabra a Iglesias para hacer la presentación del conferenciante.
En breves palabras dijo éste quien es Recabarren el cual, a pesar de su poca edad - pues sólo tiene 31 años - ha tomado una parte muy activa en el movimiento obrero chileno, valiéndole esto persecuciones sin cuento. Recabarren es de oficio tipógrafo, y habiendo sido elegido en 1906 diputado por el Partido Demócrata de Chile, al ir a la Cámara y exponer, con motivo de jurar el cargo, que él no creía en Dios, fue tildado de hereje, llegando un diputado burgués a decir que era imposible ser culto, inteligente ni honrado si no se creía en Dios. Esta actitud de Recabarren dio por resultado que la Cámara anulara su acta y admitiera en lugar suyo al candidato burgués que con él luchara; pero merced a la campaña de otro diputado que en la Cámara tenía el Partido Obrero se verificaron nuevas elecciones en el distrito, que dieron otra vez el triunfo a Recabarren. Sin embargo, la Cámara se hallaba resuelta a no dar asiento en sus escaños al impío y al revolucionario, y anuló por segunda vez el acta del diputado obrero. No paró ahí la cosa: decidida la burguesía a inutilizar por mucho tiempo a Recabarren, hizo que se le condenara por los sucesos ocurridos en una antigua huelga; pero viendo Recabarren que si se le encerraba entonces no sería útil a su clase, se expatrió, trasladándose a la República Argentina, cuyo movimiento obrero ha estudiado. Ahora viene a Europa con el mismo fin, y después que haya realizado dicho estudio, regresará a su país para continuar la labor revolucionaria que desde muy joven emprendió.
Terminó Iglesias pidiendo que se saludara con una salva de aplausos al valiente luchador chileno, saludando en él a los obreros de su país, y que al terminar la conferencia se le despidiera con otra manifestación igual de solidaridad y de cariño.
La concurrencia saludó con una nutrida y prolongada salva de aplausos al compañero Recabarren.
A seguida se levantó éste, y con palabra correcta, fácil y ajustada siempre al concepto que la guiaba, comenzó a hablar.
Dijo que Chile, la antigua colonia española, es un pueblo donde el elemento trabajador lucha por su emancipación desde hace muchos años, pues su movimiento obrero es contemporáneo del de Europa.
En 1848 residía en París el ciudadano chileno Francisco Bilbao, que estudió el movimiento revolucionario obrero y presenció la caída del rey Luis Felipe y la proclamación de la segunda República.
Trasladado Bilbao a Chile concibió la idea de agitar y organizar al proletariado para la lucha por sus derechos, y fundó el periódico La Igualdad, que si bien no era socialista defendía la democracia y educó muchísimo a los trabajadores. La burguesía recibió muy mal esta publicación, y Bilbao fue procesado por blasfemo y condenado a 1.000 pesos de multa, pues la ley no podía encarcelarlo por delitos de imprenta. El importe de la multa fue recogido por suscripción popular en las calles de Chile.
La obra de Bilbao, aunque iniciadora del movimiento chileno, no fue muy vasta. Sus enemigos le expulsaron de Chile en 1850 y murió poco después en la República Argentina.
Entonces comenzaron a alcanzar gran desarrollo las Sociedades obreras de socorro mutuo. La potencia alcanzada por éstas no ha sido igualada por ningún otro país. Sin embargo, como estas sociedades intervenían pocas veces en huelgas, los trabajadores no alcanzaron con ellas grandes ventajas.
En 1887 se inició entre los obreros que pertenecían al partido radical la idea de crear el Partido Demócrata, y reunidos en asamblea, verificada en la capital de la República, y con la adhesión de 60 compañeros, llevaron a cabo su propósito. La burguesía vio en aquel acto un gran peligro y llegó a pedir a las autoridades que intervinieran para matar aquel movimiento en flor, que iba extendiéndose rápidamente por toda la nación. Los organizadores del Partido Demócrata fueron calumniados y tildados de locos y anarquistas.
En 1888 recibió el Partido Obrero su bautismo de sangre con motivo de una huelga que surgió a consecuencia de pretender la Empresa de tranvías elevar los precios de los pasajes económicos con el fin de perjudicar a la clase trabajadora. A los mitin de protesta y reclamaciones obreras la Empresa de tranvías no dio satisfacción, y el pueblo, indignado por esta actitud incendió en 29 de abril todos los coches y demás material de la Compañía produciéndose un grave motín, que costó la vida a infinidad de proletarios.
A consecuencia de esto se procesó a los compañeros que formaban el Directorio del Partido y no existiendo prueba alguna de culpabilidad contra ellos, fueron absueltos y puestos en libertad después de quince días.
En 1891 y con motivo del movimiento revolucionario burgués que estalló en aquella Repúbli­ca, el Partido Demócrata consiguió varios triunfos, pero en esta época se produjeron dos tendencias dentro del Partido, que ocasionó su división en dos ramas.
El Partido continuó así hasta 1894, preparándose y logrando diversas ventajas y en esta época, al celebrarse las elecciones generales, mandó a la Cámara Popular un representante, al compañero Ángel Huarero[2], abogado, que hizo una excelente campaña.
En 1897 logró el Partido entrar en los Municipios, alcanzando a la vez el que uno de ellos fuera presidido por un compañero. En este Municipio se crearon escuelas nocturnas y se hizo una excelente administración.
En esta época, y debido al gran avance que dio el Partido con los puestos conquistados políti­camente, se fundó un periódico diario El Pueblo, que fracasó poco después.
En las elecciones generales de 1897 ya se lograron dos puestos en el Congreso, Ángel Huarero, abogado y Artemio Gutiérrez, sastre, que aunque en una Cámara compuesta de 96 diputados poco podían realizar, empezaron a exponer la doctrina socialista, que era atentamente oída por todos y adquiría en la nación una gran preponderancia al ser predicada desde tal tribuna.
En elecciones sucesivas - cada tres años - fue ganándose un puesto más, y en 1903 se lograron cuatro actas para nuestros compañeros. Entonces el compañero Malaquías Concha, con ocasión de discutirse la ley de servicio militar obligatorio, expuso en plena Cámara el criterio del Partido acerca de la cuestión militarista y combatió denodadamente la ley. Los resultados de esta campaña fueron admirables, pues si bien la ley se aprobó y está vigente, no se cumple, dándose el caso de que en 1904 y 1905, al hacer el llamamiento de reclutas, no acudieron sino el 2 por 100 de ellos, y éstos desertaran después, al ver que sus compañeros no se presentaron.
La perfidia burguesa y el robo de actas es igual en todas partes, y en cada elección se les arrebata el triunfo a todos cuantos candidatos socialistas es posible.
En 1906 triunfaron seis diputados, de los cuales sólo tres lograron sentarse en la Cámara. Entonces fue cuando se anuló por dos veces el acta del conferenciante.
En la actualidad tiene el Partido Obrero mayoría en siete Municipios. Tocopilla, población de 5.000 habitantes, es uno de los Consejos en que la obra de nuestros compañeros más se nota. La excelente administración le ha convertido en un pueblo limpio y hermoso. A la Federación Local se le ha concedido por el Ayuntamiento terreno para casa social y subvención para construir el edificio.
La organización obrera en esta villa es muy importante, pues publica un bisemanario titulado El Proletario y tiene dos Cooperativas de panadería, que reciben subsidios del Municipio, porque los representantes obreros procuran ayudar a sus organizaciones con subvenciones de los fondos genera­les, ya sean del Estado, ya del Ayuntamiento.
La ley electoral de Chile concede iguales derechos a todos los ciudadanos, por lo que resulta que el elemento obrero forma el 80 por 100 del Censo. Sin embargo, allí ha logrado la burguesía introducir la corrupción del sufragio por medio de la compra del voto, que no pocos trabajadores se prestan a vender, desgraciadamente. Más a pesar de esto, el Partido va creando un excelente estado de concien­cia y ha logrado tener ya 30.000 votos en toda la nación.
Chile no ha tenido nunca establecidos impuestos sobre los artículos de primera necesidad. Sin embargo, existía un arbitrio sobre la carne, a causa de tener que importarla de la Argentina. En 1903, comprendiendo el proletariado chileno que era inicuo que pesase sobre alimento tan indispensable un impuesto que era verdaderamente una excepción, procuró que desapareciera, y al efecto organizó una gran campaña de agitación. Esta agitación dio por resultado la celebración en la capital del país de un mitin monstruo, al que asistieron 200.000 personas, cosa nunca vista hasta entonces en aquella República.
Era tan general la protesta y tal la indignación del pueblo chileno, que al día siguiente de la celebración del mitin se produjo una sangrienta revuelta que duró los días 23 y 24 de octubre de 1904, y fue una verdadera batalla en las calles, que costó la vida a centenares de ciudadanos.
Pasado el estupor y la indignación producidos por tan horrible matanza, el elemento obrero persistió en su obra para la derogación del impuesto, y a fines de 1907 lograba del Gobierno chileno la promesa de que así se haría.
Pero estas promesas tardaron en cumplirse y entre el elemento obrero despertaron fundadas sospechas de que las palabras del Gobierno no iban a alcanzar una positiva realidad, y volvieron a la lucha organizando nuevamente mitins y manifestaciones.
Entonces el presidente de la República mandó llamar al Directorio del Partido que era quien organizaba todo este movimiento, le rogó suspendiera la agitación con la nueva promesa de que las Cortes dejarían sin efecto el impuesto sobre la carne. Efectivamente, el Congreso discutió la cuestión y derogó dicha ley pero al llegar a la Alta Cámara se abstuvo. En vista de tanto trámite dilatorio ó injustificado, el Directorio del Partido decidió definitivamente conceder un plazo de ocho días al Gobierno para que dejase sin efecto la ley, ó, de lo contrario, volver a la protesta y a la agitación enérgica y vigorosamente. El presidente de la República protestó ante tal ultimátum de los trabajado­res, alegando que en dicho plazo no había tiempo suficiente, y la Prensa burguesa, demostrando claramente cual es su misión, lanzó censuras y acusaciones a los que dirigían el movimiento. Pero era tal la organización, tan generales las protestas y tan decidido el movimiento, que el presidente de la República llamó de nuevo a los representantes de los obreros para que le concedieran un nuevo plazo, que le fue negado, y ante tan valiente actitud, el Senado se reunió, se ocupó activamente del asunto y derogó el impuesto sobre la carne un día antes de terminar el plazo concedido por los trabajadores.
Otro punto importante del movimiento obrero chileno ha sido la horrible matanza de Iquique a fines del año anterior, acto infame de aquel Gobierno, que produjo más de 2.000 muertos y otros tantos heridos.
El papel moneda había llegado a sufrir tal depreciación en el mercado, que el obrero tenía en su salario una merma del 50 por 100, pues le pagaban en papel y tenía que hacer los pagos en oro.
Entonces los trabajadores empezaron un movimiento reclamando que sus salarios fueran satis­fechos en oro, que era como ellos tenían que pagar las mercancías. En algunas localidades triunfaron los obreros al iniciar la reclamación; pero en Iquique, en las minas de salitre que allí existen, el movimiento adquirió grandes proporciones y se hizo general el paro, alcanzando una extensión de más de 60 kilómetros. Los obreros, para poder reunirse y organizarse, tuvieron necesidad de usar de los trenes, que manejaron y dirigieron ellos mismos, porque los trabajos estaban paralizados.
Las autoridades, en el primer momento, concedieron permiso y local para celebrar el acto que los trabajadores tenían preparado; pero al ver el Gobierno el inmenso número de obreros que se reunieron, quiso suspender el mitin y pretendió echar a los reunidos, que se negaron a retirarse. Puso en práctica los medios de que disponía para disolver a los manifestantes, y no consiguiéndolo, realizó un esfuerzo supremo, criminal, monstruoso, haciendo llevar al puerto tres buques de guerra y desem­barcar de cada uno de ellos dos ametralladoras de tipo moderno, que colocó frente al local en que los trabajadores estaban reunidos. Intimados éstos para que se retirase, se negaron a ello, convencidos de la justicia de sus reclamaciones, y entonces el general que mandaba las piezas de artillería, Silva Renard, mandó hacer fuego dirigiendo la puntería al grueso de la multitud, y en particular donde se encontraban los directores del movimiento. Que lo que digo es cierto lo prueba el hecho de que había cadáveres que aparecían atravesados por más de 50 balazos. Después de producida tan horrible matan­za, aún se pusieron en movimiento fuerzas de infantería y de caballería, por si resurgía el movimiento, que se dio por fracasado ante tan feroz y criminal proceder de las autoridades.
No siempre las fuerzas del ejército chileno han obedecido las órdenes de sus jefes en este sentido, pues en 1903, cuando los obreros del mar en Valparaíso luchaban por conseguir el estableci­miento de un mínimo en el salario, llegando a la huelga, también intervino el ejército, pero al recibir orden de hacer fuego contra los huelguistas, se negó a cumplirla. Entonces los patrones pidieron el arbitraje y los obreros obtuvieron algunas mejoras.
Después se ocupó el conferenciante de la fuerza que va adquiriendo la Fiesta del 1º de mayo en Chile y adujo varios datos publicados por la prensa burguesa, de los que resultan que la Fiesta del Trabajo se celebra desde 1900, pero hasta 1904 no tuvo otra importancia que la de irse aclimatando, pues sólo se reunían algunos centenares de trabajadores; más en 1905 en la capital de la República ya se manifestaron 5.000 personas; en 1906, 10.000 y en 1907, 60.000, entre los cuales había más de 5.000 compañeras.
En Valparaíso también ha adquirido gran importancia, pues en 1905 se reunieron el 1º de mayo 3.000 obreros; en 1906, 10.000, y en 1907, 30.000.
Habló a continuación de la Prensa obrera y dijo que actualmente se publican tres diarios: La Reforma, La Voz del Obrero y otro, y que, además, cuentan con otras 30 publicaciones, pues cada Federación Local tiene la suya. Todos los periódicos obreros cuentan con imprenta de su propiedad, pues entendiendo que para estar asegurada la publicación es preciso disponer de elementos propios, lo primero que procuran los trabajadores chilenos, una vez vista la necesidad de comenzar la publicación, es adquirir el material preciso para su confección.
Dijo que la prensa era el más eficaz procedimiento de propaganda, pues mientras la conferen­cia, el mitin, la conversación, son elementos que tienen reducido radio de acción y duran un momento, el escrito puede llegar a todas partes y perdura.
También proclamó la acción política como arma poderosa para los trabajadores, pues la con­quista del Estado es la que ha de dar el triunfo a nuestra causa, e hizo constar que la intervención del Partido Obrero de Chile en el Parlamento y en los Municipios se ha hecho sentir, logrando establecer más de 60 escuelas para obreros, que cuenta cada una con la subvención de 1.000 pesos anuales que les concede el Estado, aparte de alguna otra concedida por los Municipios.
Pasó después a relatar el desarrollo de la cooperación de los trabajadores y expuso que en la minas de sal de Antofagasta existían, y aún quedan algunas, cantinas establecidas por los mismos patronos, que obligaban a sus obreros a comprar en las mismas; pero gracias a la organización obrera se ha logrado el establecimiento de una Cooperativa de consumo en el propio desierto, sitio donde están enclavadas las minas, lo cual costó grandes trabajos y sacrificios a los obreros, porque las autoridades, de acuerdo con los patronos, prendían a las Comisiones de obreros que iban a establecer la Cooperativa; sin embargo, a cada Comisión detenida sustituía otra, y otra, hasta que un día abando­naron el trabajo de las minas salitrosas 6.000 obreros, que se dedicaron a levantar el edificio de la Cooperativa, lográndolo en poco tiempo.
El orador terminó su notable conferencia haciendo una breve síntesis sobre la organización obrera en la República Argentina, diciendo que allí el movimiento está atravesando una gran crisis, de la que acusa en mucha parte a los anarquistas, que, con su descabellados procedimientos, dificultan la labor encaminada a crear una sólida organización, que es la que da fuerza a los trabajadores. Sus últimas palabras fueron estas:
- Es indudable que la táctica socialista, la que hemos seguido los trabajadores chilenos, es más eficaz que la de los anarquistas, que creen que sin una potente organización se pueden lograr nuestras reivindicaciones. Nosotros tenemos, además, todos los elementos de lucha de que disponen los anarquistas, y de todos hacemos el perfecto y debido uso; Pero tenemos uno que ellos rechazan: el voto, arma electoral; y ya habéis visto el excelente resultado que nos ha dado a los trabajadores chilenos la intervención directa en la política, y es indudable que, de haber tenido mayor número de representantes, no se hubieran consumado las horribles matanzas de obreros de que ya os he hablado.
Después de cariñosas frases de saludo a los trabajadores españoles, hizo votos por que nuestro Partido alcance pronto una fuerte representación en el Parlamento, a fin de que la clase obrera haga sentir el peso de la justicia de nuestra causa.
Al terminar el compañero Recabarren, una nutrida salva de aplausos, demostró el interés con que se oyó su notable conferencia por todos los compañeros que llenaban el salón.


[1] Versión publicada en El Socialista, Madrid, 15 de mayo de 1908; Órgano Central del Partido Obrero. Redacción y administración: Espíritu Santo, 18, segundo a la izquierda. La correspondencia de Redacción dirigirse a Pablo Iglesias; la de administración a Felipe Peña Cruz.
[2] El error de transcripción se refiere, sin duda, al diputado Ángel Guarello.

1 comentario:

  1. Compa, como puedo entrar en contacto con usted. Yo mire que tu miraste el blobue memoria vermelha y gustaria de hablar sobre un projecto de digitalizacion de los materiales de la IC en la America Latina. Que piensas?
    Se interesas mande un email para felipedeveza@gmail.com

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