martes, 9 de noviembre de 2010

Informe sobre el Movimiento Obrero


[Digitalización: Archivo de Historia Social. Chile, noviembre, 2010. Fuente: Contribuciones Científicas y Tecnológicas, Universidad de Santiago de Chile, Mayo 2001, nº 127, págs. 12-16.]

Luis Emilio Recabarren
CHILE
INFORME SOBRE EL MOVIMIENTO OBRERO[1]
(1907)
En Chile, el partido de los obreros fue creado el 20 de marzo de 1887 bajo el nombre de Partido Demócrata, pero la existencia del Bureau Socialista Internacional fue ignorada hasta hace pocos años y por diversas razones no se establecieron relaciones con el mismo. Sin embargo, hoy en día resulta conveniente que el Partido Demócrata de Chile ingrese al concierto del socialis­mo internacional.
El programa del Partido ha sido publicado en el número del periódico El Proletario, y enviado con destino a la biblioteca del Bureau. Si la redacción de dichos estatutos no es más clara en lo que se refiere a la lucha de clases y no es suficientemente moderna, ello se debe a que el Partido ha sido fundado por proletarios chilenos en un medio ambiente conservador y a que la capacidad intelectual de esos proletarios, precisamente a causa del medio en que viven, no les ha permitido elaborar algo mejor. Junto a este hecho, hay que tener en cuenta que Chile posee una constitución democrática que proclama:
La libertad de prensa: los delitos de prensa no son juzgados sino por un tribunal designado por sorteo por las partes.
La libertad de asociación y de reunión, sin comunicación previa.
La elección directa de diputados, senadores y miembros de las municipalidades. Además, el voto de los presupuestos de ingresos y gastos de las municipalidades y otras cuestiones que interesan al conjunto de la población esta sometido a asambleas de electores.
Todos estos factores tienen por efecto el retardar un poco la difusión de la verdadera concep­ción de la lucha de clases.
El Partido Demócrata tiene su secretario general en Santiago de Chile, en la Casa del Pueblo, calle Prat 485, donde se encuentra igualmente la sede de su periódico oficial, La Reforma, del cual he sido el fundador. He debido abandonar Chile, para refugiarme en la República Argentina, a causa de una condena a 18 meses de prisión por "delito político", puesto que se consideró inoportuno, por el momento, el sacrificio de mi libertad. Algunos detalles retrospectivos que se refieren a la democracia en ese país no resultarán inútiles.
Francisco Bilbao fue el primero que propagó a través de la prensa y la tribuna, hacia el año 1850, las ideas igualitarias y que postuló reformas sociales tan liberales como podían serlo teniendo en cuenta el ambiente de la época. Bilbao, para difundir sus principios, creó una sociedad denominada Sociedad de la Igualdad. Fue perseguido, anatemizado, condenado a multas como blasfemador –sin embargo, ¡creía en Dios!– y finalmente exiliado. Pero antes el tribunal lo había condenado a una multa de 1.000 pesos (un poco más de 5000 francos de esa época) que fueron pagados por el pueblo, mediante erogaciones recolectadas en las calles.
Treinta años más tarde, la semilla esparcida por Bilbao fue cosechada por algunos obreros manuales e intelectuales los cuales, a fin de continuar la lucha por reformas sociales, se agruparon bajo el nombre de Escuela Republicana y fundaron una publicación denominada La Razón.
En 1887 se fundó en la capital el Partido Demócrata. Contaba entonces con 60 adherentes... Ya al día siguiente la prensa burguesa calificaba a los fundadores de este Partido como criminales anarquistas.
Este pequeño grupo de hombres emprendió, con decisión, grandes campañas a fin de conmover a la opinión pública y presentó ante asambleas populares las cuestiones sociales relacionadas con las necesidades del pueblo.
Gracias a sus esfuerzos se reformó la ley sobre la guardia nacional en un sentido más democrá­tico.
Poco tiempo después, las compañías de tranvías subieron la tarifa de segunda clase de 2,5 centavos a 3. El Partido consideró su deber combatir este aumento de precios del transporte de los trabajadores. Agitó la opinión pública y el pueblo respondió a su llamado. Se realizaron grandes mítines de protesta. Se hicieron presentes Comités ciudadanos ante la Dirección de la empresa y la Municipalidad demandando de que la tarifa fuera rebajada a su nivel primitivo.
La demanda fue inútil. El 29 de abril de 1888, el Partido organizó un nuevo mitin de protesta, pero el pueblo no supo contener más su cólera y se movilizó en todos los barrios de la capital, incendiando casi una cuarta parte de los tranvías, a lo largo de sus recorridos. Pocos días después, la Compañía acordó otorgar la rebaja solicitada. Los 15 miembros del Comité Director del Partido fueron encarcelados y 7 permanecieron en prisión durante 43 días; más tarde se los liberó, dejándose de lado las acciones judiciales.
Durante el incendio de los tranvías hubo enfrentamientos entre el pueblo y el ejército junto a la policía; hubo un gran número de personas heridas.
El Partido prosiguió con más ardor que nunca su obra de propaganda y se halló con centenares de proletarios que vinieron a reforzar su organización.
El Partido sufrió su primer fracaso durante la revolución de 1891: se dividió en dos fracciones, una de las cuales apoyó al gobierno y la otra, sólo por espíritu revolucionario, se declaró por la revolución, si bien ésta fuese esencialmente burguesa. La revolución le costó la vida a más de 10.000 ciudadanos y el Partido fue disuelto. Pero, poco después, se lanzó la organización del trabajo, que continúa constante y enérgicamente.
En 1894, el Partido obtuvo un primer éxito político con la elección, en Valparaíso, del abogado Angel Guarello, un excelente socialista, que fue el primero que propuso que se cambiara el nombre del Partido, substituyendo la calificación de demócrata por la de socialista. Fue reelegido en 1897. El mismo año, el Partido obrero obtuvo una magnífica victoria, al hacer triunfar el nombre de Artemio Gutiérrez en las urnas, el cual desde esa vez fue reelegido en diversas oportunidades y ocupó su banca en la Cámara durante 9 años.
El Partido tenía entonces 2 diputados.
En el mismo período obtuvo 5 bancas en el Consejo Municipal de Valparaíso, lo que le dio la mayoría en el mismo. Mantuvo ese poder durante 3 años y fundó 5 escuelas democráticas, que se convirtieron en centros activos de propaganda.
Artemio Gutiérrez fue reelegido en Santiago en 1900, pero Guarello fracasó en Valparaíso a causa de una disensión en el seno del Partido. Sin embargo, en la ciudad de Concepción, al sur de Chile, el Partido hizo triunfar al ciudadano Malaquías Concha, que combatió con ardor el proyecto de servicio militar obligatorio y casi logra su fracaso. El Partido tenía, por lo tanto, siempre dos diputados.
En 1901, como resultado de una elección complementaria, tuvimos un tercer diputado, el doctor Francisco Landa, elegido en Santiago.
En 1903, el electorado envío nuevamente a la Cámara a Artemio Gutiérrez por Santiago, a Malaquías Concha por Concepción y a Angel Guarello, quien reconquistó su diputación en Valparaíso, donde los demócratas obtuvieron de nuevo la mayoría en el Consejo Municipal, al elegir 5 consejeros.
En 1906, el Partido logró el triunfo de 6 candidatos a diputados: en Antofagasta, Valparaíso, Concepción, Malleco, Cautín y Valdivia. Pero los electos de Antofagasta, Malleco y Cautín fueron invalidados y reemplazados por candidatos burgueses a causa de las intrigas y la corrupción de la burguesía.
El número de consejeros municipales electos se elevó esta vez a 80; en 5 o 6 ciudades los demócratas, habiendo obtenido la mayoría absoluta, pudieron gobernar sin alianza con otros partidos.
En las elecciones de 1903 obtuvimos alrededor de 12.000 votos y 18.000 en 1906. Chile tiene cerca de 4 millones de habitantes.
El Partido cuenta con más de 100 agrupamientos repartidos en otras tantas localidades y diseminadas a lo largo de todo el país.
Posee los siguientes periódicos, diarios y semanales, de los cuales envió algunos ejemplares, que desearía que figuraran en la exposición de periódicos de Stuttgart:
Diarios: La Reforma, en Santiago; La Vanguardia, en Antofagasta; La Industria, en Concep­ción y La Voz del Obrero, en Taltal. Aparece cada 2 días: El Pueblo Obrero, en Iquique.
Bisemanarios: La Justicia, en Talcahuano y El Proletario, en Tocopilla.
Semanarios: La Razón, en Ovalle; La Libertad Social, en Antofagasta; La Alborada, órgano feminista, en Santiago; El Trabajo, en Coquimbo; La Defensa en Viña del Mar y El Deber, en Chañaral.
La redacción de estos periódicos, en general, refleja fielmente la cultura intelectual de la masa obrera. Las imprentas pertenecen a asociaciones obreras.
Además de los periódicos mencionados más arriba, poseemos las siguientes revistas periódicas:
Tierra y Libertad, Casablanca.
El Trabajo, Iquique, 188 páginas.
El Defensor, Taltal, 45 páginas.
La Defensa, Coronel, 32 páginas.
Democracia, Nueva Imperial.
La Estrella, San Javier.
La Rejeneración, Rengo.
La Discusión, Chillán.
En el Partido se ha formado, 6 a 8 años atrás, un grupo que lucha por un cambio en su denominación y por la adopción oficial de la táctica y los principios socialistas. Este grupo gana importancia día a día y todo indica que impondrá sus puntos de vista en breve plazo.
En cuanto a los anarquistas, progresan poco entre nosotros. No han logrado editar una publicación permanente, ni crear una agrupación viable.
Desearía que el Bureau Internacional envíe al secretario del Partido en Chile las bases y condiciones que se requieren para afiliarse al Partido Socialista Internacional. Es probable que el Partido Demócrata chileno esté representado en el Congreso Internacional posterior al de Stuttgart.
La cuestión de la emigración y de la inmigración figuran en el orden del día del Congreso de Stuttgart, por lo cual no creo inútil exponer ciertos detalles sobre el tema. Por mi parte, les confirmo totalmente lo que les escribía Fariña, de Punta Arenas, en su carta del 8 de enero próximo pasado, publicada en el Informe del secretariado de Bureau de febrero-marzo.
He recorrido casi toda la República de septiembre a abril de 1906 y constaté que había abundan­cia de brazos, especialmente en la región del norte (pueblos mineros, dedicados al salitre) y en las grandes ciudades del centro. Por otro lado, buen número de obreros emigran espontáneamente de la República Argentina, de Bolivia y del Perú, especialmente en los períodos de trabajo más abundante.
Los capitalistas chilenos no emprenden trabajos que requieran mano de obra. La burguesía nacional no quiere exponerse directamente en el terreno de la industria o el comercio y prefiere librarse a especulaciones bursátiles y a operaciones usurarias.
Los trabajos públicos son poco numerosos y no reclaman mano de obra extranjera.
En este momento, el Congreso obrero se ocupa de establecer una estadística del movimiento obrero en cada localidad, estableciendo, para cada oficio, si hay abundancia o carencia de mano de obra, a fin de facilitar y de regularizar la movilización de los obreros.
El valor de la moneda está actualmente muy depreciado en Chile. El peso vale habitualmente 13 peniques (1.30 a 1.25 francos), de tal manera que el obrero que gana 3 pesos diarios no reúne más que el valor de 39 peniques (de 3.90 a 4.00 francos). El salario medio varía entre 3 y 5 pesos diarios, suma insuficiente para hacer frente a las necesidades vitales.
Es real que el obrero chileno es aficionado al alcohol, pero el progreso de las organizaciones obreras tiene como efecto la disminución de este vicio de manera notable. Este resultado se hace sentir especialmente en aquellos centros donde la acción de las agrupaciones obreras es más intensa.
Estimo que es un deber de la Internacional emprender una acción de propaganda contra las tentativas del gobierno por atraer al país mano de obra extranjera.
Hay que tener en cuenta otro factor importante: la falta de hombres para el servicio policial, del ejército y de la marina. Desde hace 4 a 5 años es prácticamente imposible completar la conscripción del ejército y de la marina por falta de hombres. Numerosos los obreros que se niegan a integrarse a los cuarteles porque son antimilitaristas conscientes; otros lo hacen por razones económicas: el soldado no recibe más que 25 pesos chilenos mensuales.[2]
Aún peor es la situación de la policía en todas las localidades y sobre todo en aquéllas en las cuales la agitación obrera es más fuerte. Hay ciudades como Antofagasta, Tocopilla, etc., donde he podido comprobar que es imposible llegar al tercio del número de agentes necesarios para el servicio de policía. Los jefes envían continuamente comisarios para que empleen ignorantes en el servicio policial, pero apenas consiguen reunir unos pocos hombres cuando ya se producen deserciones, produciéndose vacíos que nunca se alcanzan a llenar.
En Chile, la abundancia de mano de obra sólo será útil para la formación de reservas para los capitalistas y para suministrar soldados a la burguesía.
La población obrera, atraviesa actualmente un período de organización y educación, se preocu­pa de formar sus organizaciones políticas y sindicales y su abundante prensa sobre bases sólidas; lo puede hacer ahora sin enfrentar demasiados obstáculos, debido a que la burguesía se ve privada, en este período, de medios eficaces para explotarla aún más.
Es fácil comprende que la llegada de mano de obra extranjera al mercado detendría y paralizaría esta acción emancipadora, otorgándole a la burguesía medios de explotación.
Es entonces un deber de la Internacional apoyar la obra de emancipación de los obreros chile­nos, colocando todos los obstáculos posibles a la emigración hacia Chile fomentada por el gobierno.
Es necesario que toda la prensa obrera de Europa y Asia conozca estos hechos. El gobierno intenta contratar mano de obra sobre todo en Asia y ha declarado abiertamente que prefiere la inmigración china y japonesa, puesto que esos obreros son más sumisos y más baratos.

LUIS E. RECABARREN S.
Defensa 888, Buenos Aires
Mayo de 1907


[1] Traducido por Manuel Castro, de L'Internationale Ouvriére et Socialiste, Rapports soumis au Congrès Socialiste Internationale de Stuttgart (18-24 août 1907) par les organizations socialistes d'Europe, d' Australie et d'Amérique sur leur activité pendant les années 1904-1907. Edition francaise publié par le Bureau Socialiste International. Maison du Peuple. Bruxelles, 1907. Escrito en Buenos Aires y enviado a Bruselas.
[2] En La Vanguardia de Buenos Aires, del 20 de marzo de este año, se puede leer el siguiente telegrama: Santiago de Chile 14 de marzo “La última incorporación de conscriptos de 20 años es considerada como un verdadero desastre. Apenas un 20% del contingente total se presentó a los cuarteles”.

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