jueves, 20 de enero de 2011

Siempre antimilitaristas


SIEMPRE ANTIMILITARISTAS[1]
Hemos sido, somos y seremos siempre antimilitaristas, porque estamos convencidos que el militarismo es la afrenta de toda civilización, es la carga más inútil y más pesada que soportan los pueblos, y es la amenaza permanente a todos los derechos.
El militarismo existe sólo para defender los privilegios que la clase capitalista se otorga a sí misma y para impedir toda acción con que pretenda mejorarse la clase trabajadora.
El militarismo será siempre la fuerza opresora con que la clase capitalista explote al pueblo.
Nosotros los obreros organizados hemos tenido siempre ese concepto y ese modo de apreciar la función militarista.
Pero hoy en las circunstancias presentes están apareciendo muchos antimilitaristas de ocasión y de despecho y de conveniencia.
Todos los politiqueros arrojados del poder son ahora antimilitaristas y tratan de meterse entre los trabajadores organizados haciéndose pasar por antimilitaristas y procurando excitar los ánimos contra el gobierno militar.
Contra estos antimilitaristas improvisados y de última hora, la clase trabajadora debe estar prevenida y evitar contagiarse de ellos.
Para nosotros, los comunistas y obreros organizados, todo gobierno de las clases burguesas será defensor de los privilegios de la clase capitalista y será el tirano de la clase trabajadora. Así hoy, frente al gobierno militar, nosotros repetimos que nada bueno tiene que esperar de él la clase trabajadora y que este gobierno militar será igual que cualquier gobierno civil, por más esfuerzo que hagan los politiqueros caídos en presentarnos este gobierno como lo más malo que puede haber. Y por más esfuerzos que hagan los militares en presentarse como un elemento de progreso. Ni una ni otra cosa.
Bajo gobiernos civiles se hicieron: la masacre de Iquique, el incendio y asesinato de obreros en Magallanes, la destrucción de la Federación de Estudiantes de Santiago, la destrucción de la imprenta obrera de Iquique, el estado de sitio para Antofagasta, la matanza de obreros en San Gregorio, las masacres de Curanilahue y Lota, y tantos otros hechos que cada obrero debe recordar.
Para nosotros todos los gobiernos son y serán enemigos del pueblo. Bajo ningún gobierno burgués habrá felicidad para los pobres.
Es inútil que se nos quiera hacer creer que un gobierno militar va a ser peor o mejor, que un gobierno cualquiera de los últimos que hemos tenido: de Montt, Riesco, Sanfuentes o Alessandri.
Si los obreros deben echar abajo un gobierno, sea civil o militar debe ser para colocar al proletariado en el poder y nunca para cambiar un gobierno burgués por otro gobierno burgués porque nunca ninguno será mejor que otro.
Tengan pues cuidado los obreros de no caer en las trampas de los viejos politiqueros conver­tidos en antimilitaristas sólo mientras estén fuera del gobierno.
Este modo de apreciar los hechos presentes debe ser el tema obligado de las conversaciones, para que los obreros no sean sorprendidos por las apariencias y la causa proletaria sea perjudi­cada por el engaño habiloso o de los que perdieron el gobierno.
Luis E. Recabarren S.


[1] La Justicia, Santiago, 05/10/1924

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