jueves, 20 de enero de 2011

Un juicio sobre el Manifiesto de la Junta Militar


UN JUICIO SOBRE EL MANIFIESTO DE LA JUNTA MILITAR[1]
No es culpa nuestra dudar de la buena intención de los hombres. Fuimos eternamente enga­ñados. Hemos vivido toda la vida fatigosa y cruel del trabajo con la esperanza de ver realizarse las promesas que nos hacían nuestros gobernantes.
¡Y nunca vimos cumplirse nada! Al contrario, paso a paso, hemos palpado y sufrido el empeoramiento de nuestra situación económica, política y moral.
Por eso hemos gritado en los últimos años: ¡Sólo el proletariado, con el poder político en sus manos, puede, hacer la felicidad social!
Y con esta divisa hemos luchado y seguiremos luchando.
* * *
Pero hoy estamos frente a una nueva ilusión.
La Junta Militar —el verdadero Gobierno de la República en los presentes momentos—, ha dirigido al país un Manifiesto, con fecha 11, que declaramos sin vacilar que merece nuestra amplia aprobación. Sólo que siempre surge a nuestra mente el aguijón de la duda: si nos engañaremos una vez más!
La publicación del Manifiesto —que damos en otro sitio—, aparecida en los diarios de ayer coincide con lo que hemos publicado en nuestra edición de ayer, propiciando la forma en que debe organizarse la Asamblea Constituyente.
A partir de este momento, en que la Junta Militar y nosotros coincidimos en un mismo punto inicial para la labor fundamental que ha de realizarse hacia adelante, es preciso que el proletariado organizado, estreche más sus pensamientos y se coloque en un plan de grandes actividades para marchar a poner en práctica las ideas emitidas en el Manifiesto de la Junta Militar; cuya realización sería el paso más altamente revolucionario y de mayor significación verificado en la época que atravesamos.
La Junta Militar declara que bajo el amparo de su fuerza, entregará al país la creación de su nueva Constitución, para que en el porvenir, el pueblo, viva conforme a las nuevas leyes que se, quieren dar.
Si esto va a ser verdad, ¿qué Constitución y qué leyes fundamentales y esenciales querrá darse al pueblo de Chile?
El momento actual es totalmente revolucionario, revolución serena y tranquila, como muchas veces la hemos soñado, como la entreviera Emilio Zola en "Trabajo"!
¿Quiénes van a dirigir esta revolución?
¿Quiénes lograrán dirigir las finalidades de la gran Asamblea Constituyente en perspectiva?
Si el proletariado divide sus finalidades y sus doctrinas en dogmatismos estrechos perde­remos la oportunidad de ganar esta jornada, que ganada significaría un gran pasó en el camino de la Revolución Social.
No habremos de hacernos la ilusión que de esta Asamblea Constituyente vaya a surgir una República comunista ni anarquista, pero debemos trabajar para que surjan por lo menos los elementos con que hacerla un poco más adelante.
Por lo tanto, el momento presente es el más culminante de nuestra historia. Si la Asamblea Constituyente va a ser una libre asamblea, es el proletariado quien tendrá mayoría en esa Asamblea, y si el proletariado en mayoría no sabe guiarse, será la clase capita­lista, en minoría en esa asamblea quien gane la partida.
Esta es, pues, nuestra advertencia.
Y nuestra voz de orden es: ¡Unirse y trabajar! Es decir trabajar creando y dando formas a las ideas que deben llevarse a la Asamblea Constituyente.
Una de las ideas fundamentales que deben cristalizarse en la Constituyente es la descentra­lización administrativa y legislativa. Por lo tanto, la abolición del parlamentarismo debe ser un ideal unánime.
¿Sería necesario reemplazar el parlamentarismo por otra organización? ¿Cuál sería ella y en qué forma funcionaría?
Un sistema federal se impondría.
Un sistema federal que entregue a los ciudadanos de las distintas regiones el derecho a tra­bajar por la grandeza de cada región.
Así tenemos hoy por ejemplo la región maderera, esclavizada al capricho de especuladores criminales que dañan a todos los habitantes.
Independizada esa región buscaría la manera de progresar y de servir a todos.
El trigo, el pan del pueblo, está monopolizado también por especuladores extranjeros en complicidad con los nacionales, etc.
''De creación y no de reacción, es el momento", nos dice la Junta Militar.
Ayudemos a crear. Cada Consejo Federal, cada Sección Comunista, cada grupo proletario, ¡ayude a crear!
Si no fuera sincera la Junta Militar, si factores extraños o surgidos del momento quisieran desviar la ejecución de las ideas del Manifiesto de la Junta Militar, sea el proletariado, obreros, empleados, profesores, universitarios, soldados, etc., quienes se encarguen de llevarlo a la práctica.
A ejecutar el Manifiesto de la Junta Militar debe ser nuestra acción presente y futura, cueste lo que cueste.
El Manifiesto revela una nueva generación de idealistas entre los militares de Chile. Exijamos su realización lisa y llana. No pidamos por hoy la realización de nuestros ideales, exijamos la realización de esa parte de nuestros ideales, por poco que sea, o que nos parezca contenidos en el Manifiesto de la Junta Militar.
¡A la labor y a la labor activa, todos!
Luis E. Recabarren S.


[1] La Justicia, Santiago, 13/09/1924

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