UN JUICIO SOBRE EL MANIFIESTO DE
LA JUNTA MILITAR[1]
No es culpa nuestra dudar de la
buena intención de los hombres. Fuimos eternamente engañados. Hemos vivido
toda la vida fatigosa y cruel del trabajo con la esperanza de ver realizarse
las promesas que nos hacían nuestros gobernantes.
¡Y nunca vimos cumplirse nada!
Al contrario, paso a paso, hemos palpado y sufrido el empeoramiento de nuestra
situación económica, política y moral.
Por eso hemos gritado en los
últimos años: ¡Sólo el proletariado, con el poder político en sus manos, puede,
hacer la felicidad social!
Y con esta divisa hemos luchado
y seguiremos luchando.
* * *
Pero hoy estamos frente a una
nueva ilusión.
La Junta Militar —el verdadero
Gobierno de la República en los presentes momentos—, ha dirigido al país un
Manifiesto, con fecha 11, que declaramos sin vacilar que merece nuestra amplia
aprobación. Sólo que siempre surge a nuestra mente el aguijón de la duda: si nos
engañaremos una vez más!
La publicación del Manifiesto
—que damos en otro sitio—, aparecida en los diarios de ayer coincide con lo que
hemos publicado en nuestra edición de ayer, propiciando la forma en que debe
organizarse la Asamblea Constituyente.
A partir de este momento, en que
la Junta Militar y nosotros coincidimos en un mismo punto inicial para la labor
fundamental que ha de realizarse hacia adelante, es preciso que el proletariado
organizado, estreche más sus pensamientos y se coloque en un plan de grandes
actividades para marchar a poner en práctica las ideas emitidas en el
Manifiesto de la Junta Militar; cuya realización sería el paso más altamente
revolucionario y de mayor significación verificado en la época que atravesamos.
La Junta Militar declara que
bajo el amparo de su fuerza, entregará al país la creación de su
nueva Constitución, para que en el porvenir, el pueblo, viva conforme a las
nuevas leyes que se, quieren dar.
Si esto va a ser verdad, ¿qué
Constitución y qué leyes fundamentales y esenciales querrá darse al pueblo de
Chile?
El momento actual es totalmente
revolucionario, revolución serena y tranquila, como muchas veces la hemos
soñado, como la entreviera Emilio Zola en "Trabajo"!
¿Quiénes van a dirigir esta
revolución?
¿Quiénes lograrán dirigir las
finalidades de la gran Asamblea Constituyente en perspectiva?
Si el proletariado divide sus
finalidades y sus doctrinas en dogmatismos estrechos perderemos la oportunidad
de ganar esta jornada, que ganada significaría un gran pasó en el camino de la
Revolución Social.
No habremos de hacernos la
ilusión que de esta Asamblea Constituyente vaya a surgir una República
comunista ni anarquista, pero debemos trabajar para que surjan por lo menos los
elementos con que hacerla un poco más adelante.
Por lo tanto, el momento
presente es el más culminante de nuestra historia. Si la Asamblea Constituyente
va a ser una libre asamblea, es el proletariado quien tendrá mayoría
en esa Asamblea, y si el proletariado en mayoría no sabe guiarse, será la clase
capitalista, en minoría en esa asamblea quien gane la partida.
Esta es, pues, nuestra
advertencia.
Y nuestra voz de orden es:
¡Unirse y trabajar! Es decir trabajar creando y dando formas a las ideas que
deben llevarse a la Asamblea Constituyente.
Una de las ideas fundamentales
que deben cristalizarse en la Constituyente es la descentralización
administrativa y legislativa. Por lo tanto, la abolición del parlamentarismo
debe ser un ideal unánime.
¿Sería necesario reemplazar el
parlamentarismo por otra organización? ¿Cuál sería ella y en qué forma
funcionaría?
Un sistema federal se impondría.
Un sistema federal que entregue
a los ciudadanos de las distintas regiones el derecho a trabajar por la
grandeza de cada región.
Así tenemos hoy por ejemplo la
región maderera, esclavizada al capricho de especuladores criminales que dañan
a todos los habitantes.
Independizada esa región
buscaría la manera de progresar y de servir a todos.
El trigo, el pan del pueblo,
está monopolizado también por especuladores extranjeros en complicidad con los
nacionales, etc.
''De creación y no de reacción,
es el momento", nos dice la Junta Militar.
Ayudemos a crear. Cada Consejo
Federal, cada Sección Comunista, cada grupo proletario, ¡ayude a crear!
Si no fuera sincera la Junta
Militar, si factores extraños o surgidos del momento quisieran desviar la
ejecución de las ideas del Manifiesto de la Junta Militar, sea el proletariado,
obreros, empleados, profesores, universitarios, soldados, etc., quienes se
encarguen de llevarlo a la práctica.
A ejecutar el Manifiesto de la
Junta Militar debe ser nuestra acción presente y futura, cueste lo que cueste.
El Manifiesto revela una nueva
generación de idealistas entre los militares de Chile. Exijamos su realización
lisa y llana. No pidamos por hoy la realización de nuestros ideales, exijamos
la realización de esa parte de nuestros ideales, por poco que sea, o que nos
parezca contenidos en el Manifiesto de la Junta Militar.
¡A la labor y a la labor activa,
todos!
Luis E. Recabarren S.
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