sábado, 5 de febrero de 2011

Apretemos filas


APRETEMOS FILAS
RECA
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La situación por demás angustiosa porque atraviesa esta provincia, a consecuencia de la carencia de trabajos, obstaculiza en parte, los deseos que sienten los trabajadores por organi­zarse y sacudir el yugo de tan inicua explotación, que los capitalistas aprovechan en estos momentos de crisis, la plétora de brazos existentes que la paralización de oficinas ha creado, para pagar irrisorios jornales que de ningún modo compensan con las largas jornadas de trabajo y la carestía de la vida.
Por otra parte, la cobardía engendrada por las últimas represiones, no extinguidas aún del todo, tiene también su influencia poderosa en la vacilación que se deja ver en el proletariado de esta región, que oscila entre los deseos de organizarse, la cobardía y la indiferencia que existe, causales que aumentan la avaricia capitalista y la tiranía estatal.
Pero ni lo uno ni lo otro puede servir de excusa a todos aquellos que se sientan hombres, hambrientos de pan, sedientos de justicia y ávidos de libertad, para no organizarse y luchar por su mejoramiento económico, moral e intelectual.
Ni la falta de trabajo, ni las represiones ejercidas hace poco, son fundamentos poderosos para que los trabajadores no se organicen o rehuyan su concurso de las organizaciones. Hoy, más que nunca, la organización se impone como medida salvadora de los intereses de la clase asalariada, como dique a la desenfrenada explotación de comerciantes y capitalistas, y como freno a las brutalidades gubernativas.
Está completamente comprobado, porque así lo han demostrado nuestras pasadas luchas, que los obreros sin organización son algo así como frágiles barquillas que se vuelcan al más leve soplo de viento o se hunden al menor oleaje; y está igualmente comprobado que los obreros organizados tienen una similitud con esos block de roca que no ceden ante la fuerza salvaje del huracán, ni por recia que sea la tempestad. Y la organización tiene ese objetivo: hacer de los trabajadores un block, capaz de resistir la fuerza salvaje del poder y de terminar con la explotación y tiranía imperante.
Es menester, pues, que cada obrero ocupe su puesto en su respectiva organización. Llegado es el momento que apretemos nuestras filas.

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