sábado, 5 de febrero de 2011

A los federados de Chuquicamata


El Socialista, Antofagasta 15/08/1919
A LOS FEDERADOS DE CHUQUICAMATA
No estará demás terciar en un debate como el que tendréis el domingo, para resolver en la discusión de vuestros estatutos lo que respecta a auxilios en caso de enfermedad.
Ante todo debemos aclarar nuestros conceptos y definir el objetivo que nos une dentro de la organización obrera.
En mi concepto, debemos unirnos principalmente para defendernos de la explotación y de la tiranía con que nos esclaviza la clase capitalista y gobernante. Este pensamiento debe estar por encima de toda otra mira mezquina y egoísta.
Unirnos, formar nuestra Federación, considerarnos hermanos todos los grupos de esta región, sin perjuicio de nuestra solidaridad para con el resto del mundo, formar nuestra caja para defen-dernos por medio de la huelga, contra el bajo salario y la carestía de los consumos, tiene y debe ser nuestro pensamiento principal.
El socorro mutuo, la protección en caso de enfermedad es algo que queda fuera de todo valor en el estatuto de una organización como la nuestra.
Pregúntese cada obrero:
¿Qué vale más?
¿Formarse una organización cuya caja tenga por principal objeto asegurar el triunfo de nues­tra aspiración a tener mejor salario, menos horas de trabajo, y precios más baratos en los consu­mos, o dedicar estos esfuerzos para los casos de enfermedad?
Sepan valorizar los obreros lo que necesitan más.
Hoy por hoy lo que necesitamos son fuerzas unidas y dinero para sostener las huelgas que se produzcan para alcanzar el mejoramiento que es indispensable para nuestra mejor vida.
Vosotros los obreros de Chuquicamata sois considerados por vuestros demócratas patrones, como viles esclavos productores de oro para Estados Unidos, no para vuestra patria.
Vuestros esclavizadores no os conceden ninguna libertad. La Constitución chilena os garantiza el derecho de reunión y de asociación, el derecho de leer sin permiso y sin censura previa. Eso os garantiza en la letra la Constitución Nacional Chilena.
Pero los déspotas que gobiernan ese mineral han metido nuestra ley en las letrinas y se burlan de nuestro pueblo productor con la venia de las autoridades.
El derecho a leer, a reunión y a asociación, habrá que conquistarlo en lucha franca y resuelta, y para eso es preciso robustecer la caja social, y ocuparnos de eso por encima de las enfermeda­des que puedan sobrevenirnos.
Ninguna enfermedad puede dañarnos tanto como la falta de libertad para vivir, a que quieren someternos, los yanquis, los demócratas; los hijos de la gran República, que en su patria serían escupidos por los obreros si implantaran el infame régimen de brutal opresión que rige en el mineral de Chuquicamata.
¿Qué no es la más brutal opresión, prohibir leer y asociarse y reunirse con absoluta libertad?
Para los yanquis los obreros chilenos no son hombres.
Ahora, ustedes, obreros chilenos tienen la palabra, para demostrar si se conforman con esa tiranía desenfrenada.
Pensad, juiciosamente, que nuestro principal objetivo de organización debe ser para conquis­tar la libertad y la dignidad que os han quitado los que explotan nuestra patria.
Después, nunca, ningún compañero enfermo quedará abandonado.
Luis E. Recabarren S.

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