sábado, 5 de febrero de 2011

El trabajo es capital II


El Socialista, Punta Arenas, 29/07/1919
EL TRABAJO ES CAPITAL
Cada obrero es un accionista
---
Cosas necesarias que debe saber todo obrero y obrera, para que comprenda el valor de su trabajo
El obrero deber ser un hombre y no una bestia de trabajo
---
Conclusión
Contemplemos todavía otros factores. Las máquinas son hechas "por trabajo humano", aunque se ayude para ello con otras máquinas. Todo material que entre en la composición de cualquier producto "viene" de la tierra y en todo el proceso de su preparación interviene forzosamente "trabajo humano".
Ahora debemos establecer fehaciente y fundamentalmente otra verdad absolutamente exacta: La máquina no es "otra cosa" que la prolongación del brazo humano; la máquina no es "más" que la prolongación de la fuerza humana; la máquina no es otra cosa que un instrumento del cual se vale el cerebro para multiplicar la capacidad y la actividad de su brazo la máquina, que no es "otra cosa" en resumen que concepción de esa inteligencia, por esta razón no puede ser, ni es un valor separado ni del brazo ni de la inteligencia del obrero.
Siendo la máquina prolongación de la actividad del brazo humano, que sólo se valoriza por la asociación mutua, no puede el capitalista suponerle más valor que al brazo. Entonces, en el trabajo, es decir, en la producción, el factor de mayor valor que entra en juego es el trabajo del operario, que es el factor de valor más noble. Con esta base, con esta razón es que establecemos que cada obrero, cualquiera que sea su condición, siendo productor de valores, es el único dueño del valor producido.
Por si se alegara que la división del trabajo hace que el obrero produzca sólo fracciones de una obra, diremos: "Todo el producto de una fábrica, taller o faena es propiedad, en igualdad de proporciones, del total de obreros o empleados que hayan intervenido".
Esto, contemplando las cosas en el actual aspecto de la sociedad.
Si el trabajo es el elemento o factor más noble que entra en una empresa, véase claro, el trabajo es la parte más importante del capital que opera en cualquier clase de empresas.
Si el trabajo representa esta clase de capital el obrero es incuestionablemente el capitalista más importante.
Esta es una de las razones más fundamentales que argumentan para sostener que, de cual­quier empresa de trabajo, con uno o muchos patrones o accionistas, los obreros son los accio­nistas más importantes de ella.
Cuando una empresa reparte utilidades a los que hasta hoy son los únicos considerados como accionistas, ¿por qué no son considerados con iguales derechos de accionistas todos los obreros y no participan de las utilidades?
¿Por qué "antes" se aseguraba que la tierra era inmóvil y sé mataba al que afírmase que se movía, y "ahora" nadie duda que se mueve?
Porque antes era lógica la ignorancia; era el estado natural de la humanidad. Así, "antes'' era lógico, debido a la ignorancia, que la clase obrera, además de recibir un mezquino salario, fuera y sea privada de "participar" de las utilidades que resultan de su trabajo y de su inteli­gencia.
Pero "ahora" ya no debiéramos ocultar la verdad; ya no debiéramos admitir que se nos siga usurpando nuestro derecho a la utilidad del trabajo, no sólo porque ello nos reduce a la escla­vitud y a la miseria, no sólo porque ello "rebaja" hasta lo indigno e infame la condición del explotador que se reserva tan vil profesión, si no también porque este sistema, además de indigno, de anti-natural, es criminal, porque de él se derivan el acortamiento de la vida y la muerte prematura, y en suma, porque es la causa preponderante que produce la mayor cantidad de desgracia.
El sindicato, y todo grupo dedicado a multiplicar la cultura, tiene el deber de dedicar a este "renglón" quizás mayor preferencia, pero a la vez señalar y proponer los "medios" más posi­bles, más conducentes, para hacer desaparecer ese estado de cosas y para establecer "nuevas maneras" para realizar la producción y para gozar de sus productos.
Luis E. Recabarren S.

No hay comentarios:

Publicar un comentario