El Socialista, Punta Arenas,
29/07/1919
EL TRABAJO ES CAPITAL
Cada obrero es un accionista
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Cosas necesarias que debe saber
todo obrero y obrera, para que comprenda el valor de su trabajo
El obrero deber ser un hombre y
no una bestia de trabajo
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Conclusión
Contemplemos todavía otros
factores. Las máquinas son hechas "por trabajo humano", aunque se
ayude para ello con otras máquinas. Todo material que entre en la composición
de cualquier producto "viene" de la tierra y en todo el proceso de su
preparación interviene forzosamente "trabajo humano".
Ahora debemos establecer
fehaciente y fundamentalmente otra verdad absolutamente exacta: La máquina no
es "otra cosa" que la prolongación del brazo humano; la máquina no es
"más" que la prolongación de la fuerza humana; la máquina no es otra
cosa que un instrumento del cual se vale el cerebro para multiplicar la
capacidad y la actividad de su brazo la máquina, que no es "otra
cosa" en resumen que concepción de esa inteligencia, por esta razón no
puede ser, ni es un valor separado ni del brazo ni de la inteligencia del
obrero.
Siendo la máquina prolongación
de la actividad del brazo humano, que sólo se valoriza por la asociación mutua,
no puede el capitalista suponerle más valor que al brazo. Entonces, en el
trabajo, es decir, en la producción, el factor de mayor valor que entra en
juego es el trabajo del operario, que es el factor de valor más noble. Con esta
base, con esta razón es que establecemos que cada obrero, cualquiera que sea su
condición, siendo productor de valores, es el único dueño del valor producido.
Por si se alegara que la
división del trabajo hace que el obrero produzca sólo fracciones de una obra,
diremos: "Todo el producto de una fábrica, taller o faena es propiedad, en
igualdad de proporciones, del total de obreros o empleados que hayan
intervenido".
Esto, contemplando las cosas en
el actual aspecto de la sociedad.
Si el trabajo es el elemento o
factor más noble que entra en una empresa, véase claro, el trabajo es la parte
más importante del capital que opera en cualquier clase de empresas.
Si el trabajo representa esta
clase de capital el obrero es incuestionablemente el capitalista más
importante.
Esta es una de las razones más
fundamentales que argumentan para sostener que, de cualquier empresa de
trabajo, con uno o muchos patrones o accionistas, los obreros son los accionistas
más importantes de ella.
Cuando una empresa reparte
utilidades a los que hasta hoy son los únicos considerados como accionistas,
¿por qué no son considerados con iguales derechos de accionistas todos los
obreros y no participan de las utilidades?
¿Por qué "antes" se
aseguraba que la tierra era inmóvil y sé mataba al que afírmase que se movía, y
"ahora" nadie duda que se mueve?
Porque antes era lógica la
ignorancia; era el estado natural de la humanidad. Así, "antes'' era lógico,
debido a la ignorancia, que la clase obrera, además de recibir un mezquino
salario, fuera y sea privada de "participar" de las utilidades que
resultan de su trabajo y de su inteligencia.
Pero "ahora" ya no
debiéramos ocultar la verdad; ya no debiéramos admitir que se nos siga
usurpando nuestro derecho a la utilidad del trabajo, no sólo porque ello nos
reduce a la esclavitud y a la miseria, no sólo porque ello "rebaja"
hasta lo indigno e infame la condición del explotador que se reserva tan vil
profesión, si no también porque este sistema, además de indigno, de
anti-natural, es criminal, porque de él se derivan el acortamiento de la vida y
la muerte prematura, y en suma, porque es la causa preponderante que produce la
mayor cantidad de desgracia.
El sindicato, y todo grupo
dedicado a multiplicar la cultura, tiene el deber de dedicar a este
"renglón" quizás mayor preferencia, pero a la vez señalar y proponer
los "medios" más posibles, más conducentes, para hacer desaparecer
ese estado de cosas y para establecer "nuevas maneras" para realizar
la producción y para gozar de sus productos.
Luis E. Recabarren S.
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