sábado, 5 de febrero de 2011

El pedestal de la oligarquía chilena está carcomiéndose


El Socialista, Antofagasta 17/05/1919.
EL PEDESTAL DE LA OLIGARQUIA CHILENA ESTA CARCOMIENDOSE
El Ejército empieza a pensar
“Qué será de nosotros, el día que estos hombres piensen”, decía Napoleón, refiriéndose a los soldados de su ejército.
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A pesar de que en los últimos años se ha hablado mucho de democratizar el Ejército, para suprimir en lo posible esa función de mero instrumento que se le ha confiado, parece que todos los esfuerzos burgueses, en ese sentido, han sufrido un perfecto fracaso, o bien que la tendencia a su democratización trae por resultado el derecho de pensar y de organizar sus pensamientos para convertirlos en hechos reales.
Frente a la llamada conspiración militar delatada en Santiago, la prensa retrógrada pretende establecer que no es posible admitir la intromisión del Ejército para inspirar una mejor adminis­tración pública en el país; pero eso lo sostiene solamente para que los soldados no se vean justificados cuando ellos quisieran ejercer el derecho de pensar.
Las distintas y repetidas manifestaciones que se vienen sucediendo en el mundo, demuestran de una manera evidente, que todos los elementos sociales desean salir de la esclavitud en que los errores del pasado los han encerrado y pugnan por libertarse, aun a trueque de correr algunos riesgos.
Por eso nosotros “nos explicamos satisfactoriamente que militares de alta graduación, que alcanzaron a fuerza de sacrificios las presillas de generales de la República, respetados dentro y fuera de la institución, se coloquen de un sólo rasgo, no de insensatez; sino de buen juicio, al nivel no de cualquier oficialillo de una nación convulsionada por eterno fermento revolucio­nario” como torpemente quiere significar un diario local sino a la altura que la época reclama.
Han llegado los hombres dirigentes del gobierno, al último extremo de la incapacidad para administrar sabiamente este país, de manera de producir el bienestar deseado por la población, que ya sólo de momias no se mueven para recriminar la incalificable y desordenada conducta de los gobernantes.
Tal es el malestar, que a fines del año pasado se inició el movimiento de opinión encabezado por la asamblea obrera de alimentación, que con el grandioso mitin realizado el 22 de noviem­bre último se creyó que los legisladores y gobernantes, procurarían tomar en cuenta seriamente las reclamaciones del pueblo, pero, cuando en vez de una conducta juiciosa, hemos visto que el parlamento, y los gobernantes emanados del sistema parlamentario, se burlaban del pueblo y de sus cultas manifestaciones, consideramos que todo está perdido en manos de esa gente.
Sin embargo, la asamblea obrera quiso tentar otro esfuerzo organizando un comicio nacional para el 7 de febrero pasado, y entonces parlamento y gobierno apelaron al estado de sitio primero, con todo su cortejo de desaciertos y con la clausura del parlamento enseguida, como para no querer escuchar ni resolver ni una sola de las necesidades del pueblo, que parece nacido sólo para engordar a ricos mal agradecidos.
No puede sernos extraño que entonces después de tantos y repetidas negativas de la oligar­quía para mejorar las condiciones económicas y sociales del país, y de todos los hasta hoy vanos esfuerzos hechos por el proletariado organizado; no puede ser extraño ni condenable, decimos que en estos momentos, el 80 por ciento, de los hombres que piensan en el ejército, se haya dispuesto a advertir al gobierno que debe cesar ese estado crítico en que ha caído la administra­ción pública, que daña a todo el país, inclusive el ejército, pero que enriquece a un ciento de familias, que con la fuerza de las armas comete impune el crimen de empobrecer a la nación.
Bueno. El pueblo de Chile, por medio de la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional, y con el sacrificio de lo mejor de su ejército, han expresado ya, en repetidas veces, que no se puede soportar más el estado desastroso en que se encuentra el país y que se necesita pronto remedio.
Todo esto se está pidiendo pacíficamente, hemos probado que queremos conquistar el máximo de bienestar nacional, por medio de una acción armónica y ordenada.
Si a esta acción razonable, se continúa respondiendo como hasta hoy ha respondido parla­mento y gobierno: con desprecio y violencia; no se extrañen, en el porvenir si el pueblo se cansa y resuelve hacer práctico el lema de nuestro escudo nacional que dice:
POR LA RAZON O LA FUERZA
Señores oligarcas, ya lo sabéis: pueblo y ejército han demostrado tener hoy un mismo programa de aspiraciones.
Luis E. Recabarren S.

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