El Socialista, Antofagasta
17/05/1919.
EL PEDESTAL DE LA OLIGARQUIA CHILENA ESTA CARCOMIENDOSE
El Ejército empieza a pensar
“Qué será de nosotros, el día
que estos hombres piensen”, decía Napoleón, refiriéndose a los soldados de su
ejército.
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A pesar de que en los últimos
años se ha hablado mucho de democratizar el Ejército, para suprimir en lo
posible esa función de mero instrumento que se le ha confiado, parece que todos
los esfuerzos burgueses, en ese sentido, han sufrido un perfecto fracaso, o bien
que la tendencia a su democratización trae por resultado el derecho de pensar y
de organizar sus pensamientos para convertirlos en hechos reales.
Frente a la llamada conspiración
militar delatada en Santiago, la prensa retrógrada pretende establecer que no
es posible admitir la intromisión del Ejército para inspirar una mejor administración
pública en el país; pero eso lo sostiene solamente para que los soldados no se
vean justificados cuando ellos quisieran ejercer el derecho de pensar.
Las distintas y repetidas
manifestaciones que se vienen sucediendo en el mundo, demuestran de una manera
evidente, que todos los elementos sociales desean salir de la esclavitud en que
los errores del pasado los han encerrado y pugnan por libertarse, aun a trueque
de correr algunos riesgos.
Por eso nosotros “nos explicamos
satisfactoriamente que militares de alta graduación, que alcanzaron a fuerza de
sacrificios las presillas de generales de la República, respetados dentro y
fuera de la institución, se coloquen de un sólo rasgo, no de insensatez; sino
de buen juicio, al nivel no de cualquier oficialillo de una nación
convulsionada por eterno fermento revolucionario” como torpemente quiere
significar un diario local sino a la altura que la época reclama.
Han llegado los hombres
dirigentes del gobierno, al último extremo de la incapacidad para administrar
sabiamente este país, de manera de producir el bienestar deseado por la
población, que ya sólo de momias no se mueven para recriminar la incalificable
y desordenada conducta de los gobernantes.
Tal es el malestar, que a fines
del año pasado se inició el movimiento de opinión encabezado por la asamblea
obrera de alimentación, que con el grandioso mitin realizado el 22 de noviembre
último se creyó que los legisladores y gobernantes, procurarían tomar en cuenta
seriamente las reclamaciones del pueblo, pero, cuando en vez de una conducta
juiciosa, hemos visto que el parlamento, y los gobernantes emanados del sistema
parlamentario, se burlaban del pueblo y de sus cultas manifestaciones,
consideramos que todo está perdido en manos de esa gente.
Sin embargo, la asamblea obrera
quiso tentar otro esfuerzo organizando un comicio nacional para el 7 de febrero
pasado, y entonces parlamento y gobierno apelaron al estado de sitio primero,
con todo su cortejo de desaciertos y con la clausura del parlamento enseguida,
como para no querer escuchar ni resolver ni una sola de las necesidades del
pueblo, que parece nacido sólo para engordar a ricos mal agradecidos.
No puede sernos extraño que entonces
después de tantos y repetidas negativas de la oligarquía para mejorar las
condiciones económicas y sociales del país, y de todos los hasta hoy vanos
esfuerzos hechos por el proletariado organizado; no puede ser extraño ni
condenable, decimos que en estos momentos, el 80 por ciento, de los hombres que
piensan en el ejército, se haya dispuesto a advertir al gobierno que debe cesar
ese estado crítico en que ha caído la administración pública, que daña a todo
el país, inclusive el ejército, pero que enriquece a un ciento de familias, que
con la fuerza de las armas comete impune el crimen de empobrecer a la nación.
Bueno. El pueblo de Chile, por
medio de la Asamblea Obrera de Alimentación Nacional, y con el sacrificio de lo
mejor de su ejército, han expresado ya, en repetidas veces, que no se puede
soportar más el estado desastroso en que se encuentra el país y que se necesita
pronto remedio.
Todo esto se está pidiendo
pacíficamente, hemos probado que queremos conquistar el máximo de bienestar
nacional, por medio de una acción armónica y ordenada.
Si a esta acción razonable, se
continúa respondiendo como hasta hoy ha respondido parlamento y gobierno: con
desprecio y violencia; no se extrañen, en el porvenir si el pueblo se cansa y
resuelve hacer práctico el lema de nuestro escudo nacional que dice:
POR LA RAZON O LA FUERZA
Señores oligarcas, ya lo sabéis:
pueblo y ejército han demostrado tener hoy un mismo programa de aspiraciones.
Luis E. Recabarren S.
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