El Socialista, Antofagasta
03/06/1920
EN LA PRISION
ALEGRIA BREVE
Nuestros “pobres” enemigos,
(ricos en dinero, o adulones de lo ricos o aspirantes a ricos, pero pobres de
inteligencia), están que no caben de alegría, porque, ellos, han metido a todos
los agitadores a la “capacha”, de donde no saldrán más, según los deseos de
ellos.
¡Pobres gentes! y se hacen
llamar en Chile, radicales, los elementos más liberales de la República, y
hablan contra los “retrógrados”... y ellos hacen el triste papel de retrógrados
y peor, si se quiere, puesto que han tenido que inventar delitos y recurrir a
falsedades de todas clases para hacerlas figurar como elementos de juicio en
este insensato proceso que “están fabricando”.
Y están alegres y contentos
porque nos tienen “presos”, porque al fin encontraron “un juez” que se “prestara”
para tomar en serio las ridiculeces que van acumulando en el sumario.
Con estas prisiones:
¡Se morirán de miedo los
obreros...!
¡Ya no saldrá más nuestro diario
El Socialista (aunque lo sentí gritar a grandes voces por los contornos
de la cárcel y la policía), que era la voz vibrante y honrada de los
federados!...
¡Ya no habrá más
conferencias!...
¡Ya no habrá más
federaciones!...
¡Han triunfado! ¡Han conseguido
su objetivo!
¡Pobres ilusos, ignorantes de la
Historia Humana!
Pobres ignorantes pretensiosos
que no se dan cuenta de la hora porque atraviesa la Humanidad. Hora de
renovación de valores, de triunfo de ideas nuevas, de revolución definitiva
para hacer vivir la vida sobre las bases de la Naturaleza, que la ignorancia
alteró o desvió, pero que ahora existe la conciencia y las fuerzas que se
necesitan para hacer cumplir las leyes de la Naturaleza Sabia y Justa.
¿Qué otra cosa queremos
nosotros, sino que se cumplan las leyes de la Naturaleza?
¡Y se creen triunfantes porque
nos tienen presos! cuando están en dolorosa derrota, en necesaria derrota.
Suprimir de las actividades
revolucionarias a unos cuantos de nosotros, es darle más vigoroso impulso a la
revolución que agita sus pasos vencedores con mayor fuerza, cuando pretende
enseñorearse la injusticia y la represión ilegal.
Allí está por ejemplo, Rusia;
miles de fusilados, miles y cientos de miles masacrados; cientos de miles en
las horribles prisiones: ¿detuvieron la Revolución? La precipitaron. ¡Esa es la
Historia inmutable!
Así, ahora, en Chile. Persiguen.
Encarcelan. Deportan. Flagelan. Saquean. Destrozan imprentas. Asesinan. Pero
no hacen otra cosa que robustecer la revolución. ¡Que acercar la Hora decisiva!
Pueden seguir riendo los ilusos,
los ciegos, los ignorantes. Nosotros también reímos con verdadera alegría en
nuestras prisiones porque la hora feliz de la Redención ya está sonando en el
reloj de la Historia.
Luis E. Recabarren S.
Policía de Tocopilla, mayo de
1920.
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