sábado, 5 de febrero de 2011

En la prisión I


El Socialista, Antofagasta 03/06/1920
EN LA PRISION
ALEGRIA BREVE
Nuestros “pobres” enemigos, (ricos en dinero, o adulones de lo ricos o aspirantes a ricos, pero pobres de inteligencia), están que no caben de alegría, porque, ellos, han metido a todos los agitadores a la “capacha”, de donde no saldrán más, según los deseos de ellos.
¡Pobres gentes! y se hacen llamar en Chile, radicales, los elementos más liberales de la República, y hablan contra los “retrógrados”... y ellos hacen el triste papel de retrógrados y peor, si se quiere, puesto que han tenido que inventar delitos y recurrir a falsedades de todas clases para hacerlas figurar como elementos de juicio en este insensato proceso que “están fabricando”.
Y están alegres y contentos porque nos tienen “presos”, porque al fin encontraron “un juez” que se “prestara” para tomar en serio las ridiculeces que van acumulando en el sumario.
Con estas prisiones:
¡Se morirán de miedo los obreros...!
¡Ya no saldrá más nuestro diario El Socialista (aunque lo sentí gritar a grandes voces por los contornos de la cárcel y la policía), que era la voz vibrante y honrada de los federados!...
¡Ya no habrá más conferencias!...
¡Ya no habrá más federaciones!...
¡Han triunfado! ¡Han conseguido su objetivo!
¡Pobres ilusos, ignorantes de la Historia Humana!
Pobres ignorantes pretensiosos que no se dan cuenta de la hora porque atraviesa la Humani­dad. Hora de renovación de valores, de triunfo de ideas nuevas, de revolución definitiva para hacer vivir la vida sobre las bases de la Naturaleza, que la ignorancia alteró o desvió, pero que ahora existe la conciencia y las fuerzas que se necesitan para hacer cumplir las leyes de la Naturaleza Sabia y Justa.
¿Qué otra cosa queremos nosotros, sino que se cumplan las leyes de la Naturaleza?
¡Y se creen triunfantes porque nos tienen presos! cuando están en dolorosa derrota, en necesaria derrota.
Suprimir de las actividades revolucionarias a unos cuantos de nosotros, es darle más vigoroso impulso a la revolución que agita sus pasos vencedores con mayor fuerza, cuando pretende enseñorearse la injusticia y la represión ilegal.
Allí está por ejemplo, Rusia; miles de fusilados, miles y cientos de miles masacrados; cientos de miles en las horribles prisiones: ¿detuvieron la Revolución? La precipitaron. ¡Esa es la Histo­ria inmutable!
Así, ahora, en Chile. Persiguen. Encarcelan. Deportan. Flagelan. Saquean. Destrozan impren­tas. Asesinan. Pero no hacen otra cosa que robustecer la revolución. ¡Que acercar la Hora decisiva!
Pueden seguir riendo los ilusos, los ciegos, los ignorantes. Nosotros también reímos con verdadera alegría en nuestras prisiones porque la hora feliz de la Redención ya está sonando en el reloj de la Historia.
Luis E. Recabarren S.
Policía de Tocopilla, mayo de 1920.

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