El Socialista, Antofagasta
3/08/1919
LO QUE QUIEREN LOS BURGUESES EN
CHILE
Toda la prensa burguesa de Chile
nos está dando las noticias de las grandes agitaciones populares que en las
distintas naciones del mundo se verifican para obtener el abaratamiento de la
vida.
Nos han dado cuenta, cómo muchos
pueblos han obligado a los bribones que encarecen la vida a bajar los precios
de los consumos.
Y también nos han dicho los
diarios burgueses cómo algunos pueblos han castigado a los acaparadores y
encarecedores.
A pesar de todas esas noticias
que publican, en Chile, nadie hace nada por obtener el abaratamiento de la
vida.
¿Qué esperan?
¿Que se levanten motines
populares en toda la república?
¿Que haya millares de víctimas?
¿Qué se cuelguen unos cuantos
bribones para escarmiento?
Indudablemente eso esperan
cuando después de un año de agitación popular en que se está pidiendo paciente
y cultamente el mejoramiento de la vida, nada, pero absolutamente nada se hace
para mejorar un poquito siquiera la brutalidad de la situación actual.
El pueblo obrero de la república
sabe que actualmente nos gobiernan los acaparadores que encarecen la vida y a
quienes no les falta hipocresía para disimular y disculpar sus bribonadas en
contra del pueblo.
También es cierto que el pueblo
obrero de Chile ha demostrado durante un siglo su mansedumbre.
El pueblo ruso soportó tres
siglos el yugo de la oligarquía y por fin, tuvo su hora grande e inmensamente
gloriosa, que inicia la era de la verdadera libertad, rompió todos sus yugos,
derrumbó el imperio con todas las fuertes del crimen y es hoy el Gran Faro de
la Humanidad que alumbra el camino por donde debemos seguir para alcanzar a
vivir con dignidad y libertad.
Para el pueblo chileno habrá de
sonar esa hora magnífica y será entonces cuando los acaparadores y los
gobernantes que los amparan, escaparán, si pueden, como ratas sorprendidas por
una inundación, como huyen todos los culpables del hambre en Rusia.
¿Esa es la hora que se espera
para Chile?
Muchas veces hemos repetido,
desde las columnas de este modesto diario nuestra humana advertencia y hasta
hoy se hacen los sordos.
Cuidado, pues, que el porvenir
de los hambreadores se presenta sombrío.
LERS
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