El Socialista, Punta Arenas,
26/07/1919
EL TRABAJO ES CAPITAL
Cada obrero es un accionista
Cosas necesarias que debe saber
todo obrero y obrera, para que comprenda el valor de su trabajo
El obrero debe ser un hombre y
no una bestia de trabajo
Todas las verdades demoran en
reconocerse. La razón es sencilla. Un niño a medida que va creciendo o
desarrollándose, que va viviendo y conociendo las cosas, poco a poco va
conociéndolas y comprendiendo la exactitud y verdad de su valor respectivo.
Lo mismo pasa con la humanidad. Tarda en conocer la verdad y en conocer lo
exacto, que sólo la experiencia, que sólo el buen juicio y la honradez enseñan.
La clase capitalista, empedernida en su egoísmo hereditario, aunque comprenda
la verdad no quiere hoy reconocerla, y mucho menos lo hará mientras vea la
debilidad proletaria.
Que el trabajo es un capital, y
por lo tanto, cada obrero es un accionista, en toda clase de trabajos que se
verifiquen, para muchos de nosotros es, cosa bien clara, indudable e
indiscutible. Fatalmente, ningún patrón lo acepta, y muchos obreros no quieren
comprenderlo por falta de inteligencia.
Que el trabajo es "el
capital" de más valor e importancia es tan exacto, en verdad, que no
costará mucho probarlo y comprenderlo. La máquina más prodigiosa que se haya
inventado o que no pueda inventarse no producirá productos jamás
"sin" la asociación del brazo humano. Debemos tomar en cuenta que
para "toda" producción que pueda elaborar la máquina más prodigiosa
que requiera el minimum de fuerza humana, para el máximum de producción ha de
demostrar que "todos" los materiales que entran en esa elaboración
"provienen" de la tierra, en cuya preparación intervienen e
intervendrán fuerzas humanas.
Como "el trabajo"
humano es insubstituible, irreemplazable, el trabajo humano tiene "un
valor" especial que debemos caracterizar ¿Puede producir la máquina sola?
No. ¿Puede producir el brazo solo? Sí. No puede haber vacilación en las
respuestas. El trabajo no solamente es "un valor", sino que es
todavía el único factor en la producción que "valoriza" lo que
produce, puesto que sin el trabajo del brazo humano —la acción más noble de la vida—
es "imposible" la existencia de ninguna "cosa" sobre la
superficie de la tierra. Ninguna maravilla del genio inventivo, del arte,
ningún producto eficaz y exacto de las ciencias, ninguna concepción de la mentalidad
humana, podrá "ser", podrá adquirir forma, convertirse en hecho sin
el trabajo humano, sin la indispensable acción del brazo, cuyo movimiento,
desde lo más sensible y delicado a lo más potente, "dirige"
indispensablemente el cerebro, por lo tanto, en toda operación que se realice
van unidos talento y fuerza, cerebro y músculo.
La máquina más cara, la que
cuesta más dinero, la que exija más capital, no valdrá "nada" si no
la pone en movimiento la mano humana, que hace andar el motor y que trasmite el movimiento
a la máquina. Esto es, para ponerla en movimiento. La máquina en movimiento no producirá
"nada" si la mano humana no introduce en la máquina los materiales
que se requieren para la producción que deba realizarse. ¿Es
esto la verdad? ¿Podrá la máquina "elaborar" un producto
sin la asociación del brazo humano? ¿Podrá el brazo humano, así sea el de un
niño, dirigir o conducir el material [que] se elabora si la "inteligencia"
—ese producto noble del cerebro— no entra en actividad para conducir la
mano?
Ninguna máquina
"produce", ni fabrica "nada" si para ello no intervienen el
"músculo" y el "cerebro" del ser humano. La inteligencia más
rudimentaria o atrofiada necesitará poco esfuerzo para comprender "esta
exacta verdad" si se sabe explicarla. Bien. Siendo esto así, la clase
capitalista no puede invocar ningún valor al capital empleado, ni atribuirle
ninguna superioridad sobre el valor del "trabajo", aunque sea el de
un solo niño.
Comprobemos con la mayor
exactitud posible esta verdad, de que solo "el trabajo humano", sea
desempeñado por una niña, un hombre, una mujer o un anciano, cualquiera que sea
la condición del que realiza el trabajo es esta sola fuerza es esta sola acción
la que "valoriza" la máquina que se mueve y que trabaja y el producto
que realiza. Ni máquina ni producto constituyen "valor" sino cuando
interviene el trabajo del ser humano. Una máquina ideal la más perfecta, por
ejemplo, para hacer sombreros o zapatos, póngasela en movimiento y a su lado
déjese los materiales necesarios, sin acompañar a la actividad de la máquina el
"trabajo" del brazo y del cerebro humano y no se producirá nada.
Entonces, repetimos, es estrictamente
exacto que sólo "el trabajo humano" da valor apreciable a la máquina,
al material y al producto que resulta.
(Concluirá)
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