sábado, 5 de febrero de 2011

La Segunda Convención de la FOCH


El Socialista, Antofagasta 13/01/1920
LA SEGUNDA CONVENCION DE LA FEDERACION OBRERA DE CHILE
Aun cuando no haya tenido mucha resonancia, por falta de publicidad, la segunda Conven­ción de la Federación Obrera, es un inmenso acontecimiento en la historia proletaria de este país, tanto por la calidad de los elementos proletarios que la compusieron, como por las fuerzas numéricas que estaban representadas.
La casi totalidad de la Convención se componía de juventud brillante por su entusiasmo para abrazar los ideales de reivindicación social, por su capacidad para abordar los problemas que se trataban, y soñadora confiando que sus fuerzas serán sobradas para realizar el magnífico progra­ma que se han trazado.
Muy pocos delegados tenían representación indirecta, casi todos venían del seno de las orga­nizaciones que les dieron poder. Las organizaciones femeninas estaban bien representadas.
La labor más importante ha sido la construcción de la declaración de principios de la Federa­ción, que le da un carácter perfecto de clase, pues la organización obrera se ha dado cuenta que necesita tener como meta la socialización de los medios de producción y de cambio, ya que, de otra manera, la acción por el mejoramiento y perfeccionamiento de las condiciones de vida resultaría una labor eterna y estéril.
El Estatuto es una pieza completamente nueva, moderna y a la altura del nuevo espíritu que anima al proletariado.
Traerá como consecuencia una mayor unión de fuerzas proletarias, más consistencia, mejor administración y descentralización del trabajo, pues antes sólo existía una junta Ejecutiva que debía atender una gran labor, ahora queda creada una Junta Provincial en cada provincia, que descargará el trabajo de la junta Ejecutiva.
En casi toda la dirección de las materias tratadas no ha habido divergencias de fondo y aun en los asuntos más delicados, que hieren prejuicios e intereses creados, todavía existentes, aun cuando se gastó bastante fuego, todo se desarrolló en un ambiente dominante de elevación de miras, de cordura y de clara comprensión de los deberes que les correspondían a los delegados en las horas soberanas porque atraviesa la vida proletaria de Chile.
Podríamos decir que la Federación Obrera entraba a la Convención como adentro de un crisol de donde ha salido completamente nueva, y harto distinta por la voluntad casi unánime de los elementos que la componían. Han quedado eliminadas del Estatuto muchas disposiciones que lo afeaban demasiado y que eran un obstáculo a la mayor unión de las organizaciones obreras.
Ha salido de esta Convención una fuerza mucho más grande, más vigorosa, más inteligente y su labor futura, llena de responsabilidades ha de dar frutos grandiosos, con el concurso de todos los trabajadores.
Luis E. Recabarren S.

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