El Socialista, Antofagasta
13/01/1920
LA SEGUNDA CONVENCION DE LA
FEDERACION OBRERA DE CHILE
Aun cuando no haya tenido mucha
resonancia, por falta de publicidad, la segunda Convención de la Federación
Obrera, es un inmenso acontecimiento en la historia proletaria de este país,
tanto por la calidad de los elementos proletarios que la compusieron, como por
las fuerzas numéricas que estaban representadas.
La casi totalidad de la
Convención se componía de juventud brillante por su entusiasmo para abrazar los
ideales de reivindicación social, por su capacidad para abordar los problemas
que se trataban, y
soñadora confiando que sus fuerzas serán sobradas para realizar el magnífico
programa que se han trazado.
Muy pocos delegados tenían
representación indirecta, casi todos venían del seno de las organizaciones que
les dieron poder. Las organizaciones femeninas estaban bien representadas.
La labor más importante ha sido
la construcción de la declaración de principios de la Federación, que le da un
carácter perfecto de clase, pues la organización obrera se ha dado cuenta que
necesita tener como meta la socialización de los medios de producción y de
cambio, ya que, de otra manera, la acción por el
mejoramiento y perfeccionamiento de las condiciones de vida resultaría una
labor eterna y estéril.
El Estatuto es una pieza
completamente nueva, moderna y a la altura del nuevo espíritu que anima al
proletariado.
Traerá como consecuencia una
mayor unión de fuerzas proletarias, más consistencia, mejor administración y
descentralización del trabajo, pues antes sólo existía una junta Ejecutiva que
debía atender una gran labor, ahora queda creada una Junta Provincial en cada
provincia, que descargará el trabajo de la junta Ejecutiva.
En casi toda la dirección de las
materias tratadas no ha habido divergencias de fondo y aun en los asuntos más
delicados, que hieren prejuicios e intereses creados, todavía existentes, aun
cuando se gastó bastante fuego, todo se desarrolló en un ambiente dominante de
elevación de miras, de cordura y de clara comprensión de los deberes que les
correspondían a los delegados en las horas soberanas porque atraviesa la vida
proletaria de Chile.
Podríamos decir que la
Federación Obrera entraba a la Convención como adentro de un crisol de donde ha
salido completamente nueva, y harto distinta por la voluntad casi unánime de
los elementos que la componían. Han quedado eliminadas del Estatuto muchas
disposiciones que lo afeaban demasiado y que eran un obstáculo a la mayor unión
de las organizaciones obreras.
Ha salido de esta Convención una
fuerza mucho más grande, más vigorosa, más inteligente y su labor futura, llena
de responsabilidades ha de dar frutos grandiosos, con el concurso de todos los
trabajadores.
Luis E. Recabarren S.
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